27 enero 2008

Pero no se lo conteis a nadie

¡Albricias y jolgorios! Gritaba Pantunflo Zapatilla mientras celebraba una jugada espectacular del siempre increíble Miguel Porlan Chendo, ¡albricias y jolgorios! Gritaba el infeliz sin saber que a escasos metros de él, exactamente a un metro escaso su hijo mayor Zipi, (nacido doce segundos antes que el maestro Cadeñosa desaprovechase la única e irrepetible acción que le hubiese podido mandar a la fama, razón por la cual el nacimiento del estúpido Zape se vio sumido en un desolador aire de tristeza y frustración) preparaba un proyectil multienergético y electrificante que a continuación iría a introducir en el agujero negro de su pobre y fiel perro, minutos antes de que su padre le persiguiera con un matamoscas.
Alegre volaba Súper López cuando al ver al inmenso Pantunflo corriendo detrás de su hijo se distrajo lo suficiente como para permitir que el proyectil anudado al perro de los Zapatilla le golpease la parte frontal de la nariz desviando el recorrido del genial Súper López dando lugar a la catástrofe que ya, en ese momento de caos y malestar general (síndromes ambos de la falta de calcio y potasio), era un evento inevitable. Viendo Súper López su destino final a punto de cumplirse logró vislumbrar en centésimas de segundo su vida representada por maestros del teatro ñõ japonés. Sabiendo que el golpe sería fatal y con una frase resonándole constantemente en la cabeza (“¿porqué siempre me pasan a mí estas cosas?”), el polifacético López solo pudo cerrar los ojos antes de darse de bruces, en un vuelo totalmente descontrolado, con el edificio de la T.I.A. donde la siempre genial pareja de Mortadelo y Filemón trataban, no con mucho esfuerzo, de levantarle la falda a la atractiva Ofelia. Ni que decir tiene que el estrépito y la sorpresa de ver entrar a Súper López por la ventana, rompiendo ésta en mil pedazos hizo que Mortadelo sufriera un ataque de pánico provocando un genial y único descontrol provocando que nuestro amado y gloriado Mortadelo, agente ejemplar de la T.I.A., mezclara sus variopintos disfraces sin ningún control sobre ellos, quedando así con cabeza de ratón, cuerpo de lapicero y pies de codorniz. Filemón, aterrado por el funesto espectáculo, le ofreció a su compañero un orinal por sombrero, sin darse cuenta previamente que el orinal había sido usado en uno de los experimentos del Doctor Bacterio, cubriendo así la cabeza de Mortadelo con un extraño orín color frambuesa, que tranquilamente podría pertenecer a Lucky Luck en un día de resaca de una noche con demasiada Zarzaparrilla, brindando con los Dalton en una noche de locura celebrando la triste defunción del siempre amado Rantamplán. “No somos nada” fue lo último que se le oyó al simpático pulgoso de Rantamplán, quien exhalando un profundo suspiro cayó abatido en la puerta del saloon, Luck de rodillas aulló al cielo y clamó a los cuatro vientos despertando con su tremendo alarido al bardo Asuranceturix, quien, harto de los insultos que habitualmente recibe por parte de sus compañeros galos y creyendo que el grito que le despertó provenía del mismísimo Obelix en una de sus noches de parranda, se arrancó con el arpa consiguiendo unos glisendos y unos arpegios que sacarían de su tumba al genial y alabado Harpo.
Llegados a este punto, si es que alguien consiguió llegar hasta aquí, el vanagloriado lector se preguntará incesante ¿cómo puede un estúpido como el que está sentado frente a las teclas contándoles este secreto de Estado conocer con tanto detalle dicho secreto de Estado? La respuesta seguramente decepcione a más de uno pero llegados a este punto no puedo hacer otra cosa que esclarecer los motivos de mi conocimiento en cuanto al caso que nos ocupa, el día 31 de diciembre, sentado frente al mar jamaiquino, los hermanos Hernández y Fernández, borrachos y tambaleantes se me acercaron y me contaron al oído todo cuanto ahora yo pongo a la luz, porque estás cosas deben saberse, Súper López no murió en vano, que al menos les sirva de lección a los niños que como Zipi siguen jugando con fuego.
Una vez dicho lo dicho, y nunca desvelaré lo que me guardo, solo puedo felicitarles el año y desearles buenas truncias a aquellos que lo deseen.

23 diciembre 2007

Bon Nadal

Prisas por llegar al aeropuerto, en unos minutos parto y por eso esto parece un parto con dolor, unas líneas atropelladas en las que las letras salen solas debido al parkinson latente de mis manos, derecha e izquierda.
Esta navidad no te voy a ver, de verdad que lo siento y que me encantaría estar contigo, mariner@ de agua dulce, brindar, reír y cagarnos en Fidel si fuese necesario, pero así es, navidades distintas, en la playa, bajo un castaño (porque quién dijo que en la playa no hay castaños), con un coco y otra cosa en la mano.
Destino Kingston, Jamaica. De verdad que me hubiese encantado pasarla contigo, o que te vinieras a Jamaica, todavía estás a tiempo, piénsatelo.
Sea lo que sea que decidas te felicito el año igual que lo van a hacer tantos otros, y te deseo felices fiestas y todas esas cosas, como todos lo van a hacer, pero que quede claro, yo lo hago masticando césped y con traje de esquimal, porque sí, porque me apetece.
Te quiero, seas quien seas.

15 noviembre 2007

Reflexiones reflexivas sobre la flexible inflexión

45 días perdido en Santa Cruz, un pueblecito en el norte de Cuba, sin agua y sin luz cada dos por tres, con arroz y con cerdo, cerdo y arroz, arroz y cerdo, durmiendo poco, trabajando mucho, con dos documentales rodados a la espalda, un gato que invadía la habitación por las noches, el sonido de las ratas por debajo del suelo, el mar rugiendo siempre de fondo, palmeras y mucho coco, mi teléfono móvil robado y con sarna contagiada por mi perrita (ya estamos curados, tanto Maní, la perrita, como yo, pero por unas semanas fui un guionista con sarna, que es casi lo mismo que ser un guionista a secas), a golpe de guagua sacando planos y más planos, algunos con permiso, otros por la patilla (por la patilla izquierda, porque la derecha ya me la pelé). Unos días muy intensos que terminaron ayer, ya que, habiendo acabado me subí a un camión, luego a una máquina y finalmente a un carro viejo que me dejó en la escuela.
El proceso de documental fue una cosa muy rica, en primer lugar la investigación, salir a buscar posibles historias que valgan la pena, y haberlas haylas, como las meigas. Pero saber como hacerlas es lo difícil. En dos semanas conocimos a pescadores cuentacuentos, una pintora con la cara tatuada, una niña con síndrome de down que acababa de llegar de China de conseguir la medalla de bronce en Volleyball, un enterrador alegre, una pintora que pinta con la boca, una vendedora que se enamora de todos sus compradores, historias haberlas las hay.
El primer proyecto fue el de Jana, una cosa loquísima, un documental sin palabras, pura imagen y sonido, pero sin nada de palabras. Ahí lo dimos todo, imágenes de los tres pueblos, dos ríos, una montaña, cámara submarina, un documental muy loco sobre la libertad, un intento de hacer algo realmente bello, un salto al vacío que no sabemos si funcionará, pero que nos ha hecho trabajar duro y aprender mucho sobre el proceso del documental. Ahora el material se está editando, buscando hacer la escultura con la arcilla mojada, tratando de encontrarle una cara, y no es fácil, 10 minutos de duración y con más de 300 planos. La historia de un río y de los hombres, ahí es nada, un riesgo que nos encanta correr, ya que para eso estamos en una escuela, si no nos arriesgamos ahora mejor sería ponernos los calzones por sombrero y charlar con moscas amarillas.
Mil sitios increíbles, como Boca de Canasí, lugar donde el río llega al mar, entre dos montañas, con el cielo lleno de buitres encima de nuestras cabezas, o el río Rojo, efectivamente un río de color rojo que tiñe el mar de tres colores distintos. Grabando encima de un bote, encima de un carro de caballos, bajo el agua, en un tren de los años 30, en fábricas abandonadas, escuelas, una fábrica de puros, mil sitios, ahora lo difícil es darle forma a todo eso y tratar de expresar las sensaciones que buscamos.
Una vez acabado el de Jana empecé con el de Angelica, una documentalista brasileña. Hicimos un documental algo más normal, sobre dos personajes, por una parte un poeta de 77 años que luchó en la revolución y que por supuesto tiene un punto de vista muy revolucionario con Fidel en un pedestal y de otro poeta de 22 que tiene unas ideas totalmente contrarias a las del primero. Tratamos de armar un discurso por medio de las letras de los dos y con alguna entrevista, un documental que seguramente será censurado, pero que el cuerpo nos pedía hacerlo de esa manera, a lo hecho pecho.
Esa es la realidad del país, un contraste enorme entre dos generaciones tan distintas, los que vivieron la revolución y los que ya nacieron en ella. Un tema que desde que llegué me llamó la atención. Pero tal vez un tema prohibido.
Y después de tanta calamidad y tanto trabajo, con la sarna ya curada (no es broma, estuve con sarna durante unas semanas, con el cuerpo lleno de granos y muchos picores que picaban un chingo), con la sensación de que no se puede comer solo cerdo y arroz ni arroz y cerdo, con los pies mojados y arena en los bolsillos, con un cansancio acumulado pero contento del trabajo y con ganas de seguir trabajando, llego a la escuela, donde hay agua, hay luz, hay comida, hay libros y películas, hay gente,… muy grato volver, y al llegar me encuentro con que está en la escuela Jaime Rosales, uno de los mejores directores españoles que hay ahora mismo, ayer proyectaron su primera peli, "las horas del día" y esta noche nos vamos a La Habana para ver "la soledad", su segunda y última película. Él es una persona muy interesante, con un concepto del cine totalmente distinto a lo que nos tienen acostumbrados en España, y con ganas de seguir por ese camino aunque no encuentre todo el público que quiere, un tipo que con sus dos películas ha ido a Cannes y que casi nadie conoce en España, una cosa muy loca.
Así ha sido todo últimamente, mucho trabajo pero muy bien aprovechado, aprendiendo un huevo sobre documental, y con ganas de hacer más, de hecho tenemos una propuesta, que aún no es segura, de pasar las navidades en la Sierra Maestra y hacer allí un documental, aún no hay nada seguro, pero sería una manera muy bella de seguir trabajando. Mientras tanto a volver a aterrizar en la escuela, terminar de editar y empezar con las clases de nuevo. Aprovechando el tiempo al máximo, pero echando de menos a los buenos amigos y a toda la gente del otro lado, además con el móvil robado por lo que tampoco puedo mandar mensajes que alivian un poco la nostalgia. Siempre nos quedará el Internet que decía Napoleón.
Hasta aquí o dicho, espero saber de todos pronto, que se agradecen mucho unas palabrejas, vía blog o vía mail, pero de verdad que desde aquí cualquier cosita que contéis se valora muchísimo.
Os quiero y pienso mucho en todos vosotros, pero sigo aquí siguiendo un camino que no se donde me llevará, pero mi camino al fin y al cabo.

10 octubre 2007

It don´t mean a thing if you ain´t got that swing

Domingo 7 de octubre, ya casi llevo un mes en la escuela y no ha habido mucho tiempo para respirar. Unos días tomo aire y otros lo suelto, pero no se puede tener todo a la vez, porque entra el hipo. Es como tratar de comerse dos rebanadas de pan bimbo sin agua, en un minuto, en mitad de la plaza de toros de las ventas con un lleno histórico (no hay localidades), pues eso, que si te entra el hipo estás perdido.
Llevo tiempo pensando para qué sirve este blog, si es que tiene alguna necesidad específica, y no he sabido responderme. Es más, cada vez que lo intento me pongo a divagar, la cabeza se pone a volar y me empiezo a preguntar otro tipo de cosas (por que no estamos acostumbrados a preguntarnos a nosotros mismos, y las respuestas nunca son las que uno buscaba), como decía empiezan a surgir otras preguntas ¿porqué habré nacido hombre y no urraca? ¿cuántos spaguettis hay en una bolsa de spaguettis, es más, todas las bolsas de spaguettis del mismo peso tienen la misma cantidad de spaguettis? ¿para qué sirven las guerras? ¿es cierto que existe un país que se llama Macedonia? ¿tendrá alguna relación con la macedonia de frutas? Y aquí es donde de pronto encuentro un camino, todo se une ¿Por qué la mezcla de frutas se llama macedonia y no ensaladilla de frutas, o al contrario, macedonia rusa? ¿si todos los chinos del mundo se metieran a la vez en la playa las gambas tendrían sabor agridulce?
Creo que ya podéis entender lo que quiero decir, cuando uno se hace una pregunta específica al final surgen otras muchas, y mi respuesta no llega nunca, ¿para qué sirve este blog? Así a bote pronto yo digo, para todo y para nada, pero sobre todo, para dejar salir pensamientos cuando a uno le apetezca. Hoy, a modo de presentación del nuevo año, lo volveré a usar del modo habitual, para tratar de relatar de manera escrita, a falta de unas cañas y unas tapitas, lo que han sido los últimos dos meses desde que salí de Madrid. Pero bien pudiera ser que otros días lo use para otras argucias, dimes y diretes.
Dicho lo dicho, voy a tratar de estrujar mi memoria, de escurrirla hasta la última gota, para empezar con los primeros días en Brasil, un país increíble, un viaje muy lindo. Empezaremos por el principio, porque hay que empezar por alguna parte, y bien pensado, el principio es una buena parte para empezar.
SALVADOR DE BAHÍA (bon fim, lembrança, saudade)
Una ciudad pequeñita, la primera capital del país, un lugar de playa, ritmo y gambas. Fueron días lindísimos, el reencuentro con Jana esperándome en el aeropuerto, un pequeño hotel comandado por un galleguito de 60 años, un baño en la playa y primera comida en Bahía, bien picante, bien sabroso. A todas horas hay gente jugando al fútbol en la playa y conciertos por todas partes.
Conocimos el Pellorino, el casco antiguo de la ciudad, donde históricamente se traficaba con los esclavos, las raíces negras, battucadas por todas partes, una plaza que bien pudiera ser de Salamanca, un poquito de maconha, caipirinhas y mucha música. Si hay algo que destaque en Bahía es la cantidad de música que ten encuentras, samba, jazz, tambores, rock. Mucho flamenquito no había, pero no se echó de menos.
En Salvador hicimos un viajecito, en barco, al Morro de Sao Paulo, allí nos quedamos una noche, una isla increíble. Donde no había coches, toda la isla es de arena de playa, cuatro playas muy sabrosas, probamos la moqueca de camarao (el mejor plato que tomé en Brasil), charlábamos y charlábamos, el tiempo parado en mitad de ninguna parte. Muy bello.
Como siempre que disfrutas, el tiempo pasa rápido, y antes de que nos diéramos cuenta estábamos en Rio de Janeiro, otra ciudad brutal.
Allí nos esperaba Dani, un compañero de guión, que nos recibió bien recibidos, nos metió en su casa y ya nos tenía preparado todo un programa de visitas.
Primero fuimos a su casa en la sierra, donde su padre, un fanático del Vasco Da Gama, nos preparó un asado grandioso, picanha y más picanha, la parte más sabrosa de la vaca, caipirinhas y cervezas, un partido de fútbol donde tuve que realizar de las acrobacias más espectaculares para un tipo con mi barriga, ovación y más cervezas. Allí llegaron más amigos de la escuela y la fiesta acabó en borrachera absurda.
En Rio no hay tiempo para parar, partido en Maracaná (¡¡¡Botafogo Botafogo!!!), partido en Sao Januario (¡¡¡ Vasco se da a campeao, Sao Januario meu calderao !!!), barrio de Lapa, concierto de Jorge Ben, Copacabana, el Cristo con una nube que le atravesaba, Ipanema, casa de amigos. Rio es de las ciudades con mar más bellas que conozco, y al mismo tiempo tiene unos contrastes enormes, las favelas, los niños en la calle. Una ciudad para conocer.
Finalmente llegó Sao Paulo, Babilonia, una ciudad con 25 millones de habitantes, donde salir a la calle es dejarse arrastrar por la marabunta, demasiado para mi cabeza, gente y más gente, no puedes parar, el movimiento te lleva y te arrasa. Fueron pocos días, pero suficientes para entender lo que es vivir en una macro ciudad como esta. Últimas compras, despedidas de amiguetes y lágrimas derramadas al comer el último buen pedazo de carne. Cuba esperaba, EICTV, una escuela distinta a la que dejé el año anterior.
La llegada fue muy linda, reencuentros, abrazos, historias de verano, vasitos de vino por aquí, allá y acullá y una fiesta de bienvenida merecida. Todos iguales, todos distintos. En una semana ya me sentí totalmente adaptado a la escuela, mucho más tranquilo, sabiendo que esta es mi casa durante dos años más y tomándome todo mucho más en serio. Es gracioso, al ver a lo nuevos de primer año como van borrachera tras borrachera les miro y pienso, si, así era yo el año pasado. Es un gran cambio en la vida y al principio cuesta asimilarlo, hay un estado de euforia constante, pero ahora después de un año me siento mucho más centrado, con muchas ganas de trabajar.
La escuela cambió de directores, y ese cambio se está notando, mucho más trabajo, más actividades, más rigor en general, y yo lo agradezco.
Ahora hemos pasado un taller de documental, con cuatro ejercicios de documental que hemos hecho esta semana, lo cual ha significado pasar tres días sin dormir para poder cumplir con los trabajos, pero es bien rico que el día siguiente te pille despierto pero no borracho, sino trabajando con los amigos.
El taller está destinado al viaje que hacemos dentro de una semana, a Santa Cruz del Norte, estaremos un mes allí, sin teléfono, Internet ni papel higiénico, para hacer dos documentales. No sabemos qué nos encontraremos allí ni si querrán traficar con nuestros órganos, pero lo que es seguro es que volveremos con doce documentales filmados.
Hasta aquí llego, me marcho que van a proyectar "Tampopo" una película japonesa bastante interesante, y allí me voy, a descansar el domingo con la peliculilla y luego a cumplir con un ejercicio de guión que tengo para mañana. Domingo dominguete, acá tenemos a un andaluz haciendo una paella, o algo parecido a la paella, y el sábado que viene toca fiesta flamenca, yo he prometido un ali oli.
Seguimos en contacto, una abrazo fuerte y un beso para todas.

26 junio 2007

Clodoaldo, un hombre nuevo

De repente despertó con una sensación extra-a, un cosquilleo inquietante que iba desde las uñas hasta el hombro. Pero la pereza le podía y no conseguía abrir los ojos para ver el motivo de su cosquilleo, en vez de eso solo se podía concentrar en unas palabras que llegaban, como si de una psicofonÌa se tratase, a sus oídos: ´´dos veinte, dos veinte, dos vente, uno diez´´, finalmente venció a la desidia y abrió los ojos, lo que allí encontró fue una explicación lógica al dilema: se habÌa dormido con los dedos dentro del enchufe.
Cuando iba a sacar los dedos de los agujeros, no pudiendo aguantar más los espasmos eléctricos, se fue la luz. Sensación extraña la que sintió nuestro héroe al verse con los dedos en el enchufe y con el alivio que siente el que lleva tres horas sufriendo calambrazos y de pronto cesan dejando tan solo un temblor incontrolable desde los dedos de los pies hasta la punta de la nariz.
Fue en ese preciso momento y solo en entonces, cuando Clodoaldo Gallardo decidió levantarse y enfrentarse a la hostilidad de un nuevo día para un cuidador de perrera municipal. Su trabajo le gustaba, pero no todo aquello que rodeaba a su trabajo, los ´daños colaterales´por decirlo de alguna manera era lo que hacÌan insoportable su labor. Sentía una gran cantidad de contradicciones con respectos a esos sucios animalejos que llenaban las jaulas de la perrera, por una parte Clodoaldo maldecía a la madre de todos los perros cuando sentÌa las pulgas corriendo por su piel, sobre todo cuando esos pequeños insectos se manifestaban punzando su escroto, pero por otra parte sentÌa una enorme lástima cuando venía el camión cada semana y elegía a los más longevos para sacrificarlos, porque Clodoaldo (aunque infectado de rabia y sarna) veía día a día a estos animalillos, sus picores constantes, sus luchas por morderse el propio rabo, sus peleas por el último currusco del bocadillo de Clodo, es decir, sin llegar a darse cuenta, Clodo hacía un sitio en su corazín para estos perros sarnosos, y de pronto, el viernes, llegaba el camiÛn de la muerte, el que seleccionaría al más débil y viejucho (y por tanto más sabio) de los perros y le llevarÌa para darle matarile.
En estas pensaba Clodoaldo mientras daba vueltas y más vueltas a un café que llevaba más de una semana servido, y del que nuestro héroe disfrutaba esa mañana de martes, y fue entonces cuando un hecho, totalmente insólito le sacó de sus pensamientos. De manera inconsciente Clodoaldo se dispuso a servirse leche en el café, no reparó en que la leche llevaba más de tres años caducada, y de que habÌa una tela de araña taponando el orificio, no, Clodoaldo estaba totalmente absorto en sus pensamientos, y en ese momento fue cuando ocurrió algo que le sacó de su mundo, algo que le puso los pelos de punta en un primer momento, que le deprimió en un segundo momento pero que finalmente le dio tremendas ganas de vivir. Un ojo salió del brick de leche, un precioso ojo de color azul, brillante, un ojo que solo puede ser de un finlandés cayó en la taza de café y se quedó flotando, mirando fijamente a Clodoaldo, un ojo perfectamente humano, redondeo, con su venas, su iris, su pupila, se puede decir que incluso le miraba con cierta frialdad, como solo te puede mirar un ojo flotando en café con leche.
Cómo reaccionó Clodoaldo tras ese hallazgo es algo que nos es totalmente desconocido hasta este momento. …el mismo no consigue hacerse explicar con coherencia, pero por sus inciertas declaraciones sabemos que en primer lugar sufrió un ataque de histeria ya que pensó que ese ojo era suyo, que se le habÌa desprendido de pronto, asÌ que se sacó el ojo izquierdo y lo miró con el derecho, viendo que su ojo izquierdo seguÌa igual que siempre, se lo colocó de nuevo y repitió la acción, pero esta vez sacó, comprobó y recolocó su ojo derecho. Tras cerciorarse de que el ojo aparecido en el brick de leche nunca fue suyo, trató de explicarse mentalmente cómo un ojo, indudablemente finlandés, podría haber llegado hasta esa caja de leche fabricada y embotellada en Asturias. Clodoaldo no encuentra la respuesta, la cual todavía hoy, un día después de que todo esto ocurriera, sigue siendo un enigma.
Clodoaldo se dio cuenta de que no es posible luchar con el destino, y mucho menos encontrar respuestas donde aparentemente no las hay, así que tomó la decisión más acertada posible, por lo menos desde su punto de vista: se hizo un colgante con el ojo finlandás más perfecto visto nunca flotando sobre el café con leche. Así nació el tercer (cuarto dicen algunos graciosos) ojo de Clodoaldo, ojo del que nunca se ha desprendido hasta hoy, un día después de que estos acontecimientos ocurriesen.
Solo cuando tuvo el tercer ojo colgado del cuello, se dio cuenta de que todo en su vida estaba en orden. …l habÌa elegido vivir rodeado de perros sarnosos y pulgosos, una elección que ahora veÌa como la correcta e idónea para él, un hombre sarnoso y pulgoso, pero con un tercer ojo colgado del cuello, ahora todas las piezas del puzzle encajaban, ahora si se atrevía a salir con un tanga de leopardo y descamisado, luciendo su ojo finlandés, para llegar a la perrera, su reino, y pasar los días tirado en el barro jugando con los jóvenes y viejos, siempre delgados, perros sarnosos.
Clodoaldo se había encontrado a él mismo, y lo habÌa hecho en forma de ojo finlandés, cosa que no puede decir todo el mundo.
Hoy Clodoaldo es otra persona, más sucia, peluda y feliz.

15 junio 2007

Creo que solo pude meter una foto, ¡pero que foto!



Es un día tranquilo, las once y diez de la mañana, sonando "chinchetas en el aire" (me marcho pá trabajá, y a veces temo falsamente sonreír, el viento me daba igual, si a mi me lleva, lo que me queda está por venir, en una casa de cartón para poderte amar, que rápido vino el cielo de nubes negras, yo sueño con tu calor, no quiero despertar,…), un día sin obligaciones, sin clases, con un buen solecito fuera que incita a nadar unos largos, leyendo, jugando con los perros, en un rato iré a recoger setas, un buen día para estar tranquilo.
Aunque el día empezó extraño, ya que hace una semana nos cambiaron la ducha de la habitación, con la mala suerte de que dejaron una salida de agua abierta sin que lo supiéramos, y de repente esta noche le dio por brotar y brotar agua, cuando despertamos por la mañana toda la ropa, el plato de Yuma, y la propia perrita naufragaban en un mar que llegaba hasta el pasillo. Tocó achicar, vaya si tocó, pero se achicó y se achicó bien achicado. El cuarto está seco, la perrita duerme encima de mis pantalones y yo canto por bulerías.
Últimos días del primer año en la escuela, da mucho que pensar, todo lo que hemos ido cambiando todos y cada uno de los estudiantes, como decía una amiga, "estamos en un lugar perdidos del mundo, pero aprendiendo de la vida". Como suena por los altavoces "la vida es un detalle con más secretos que el potaje". La verdad que ha sido un año muy bueno, aprendiendo cada día un poco más, conociendo a una pila de gente interesante, con una chica mucho más que increíble, conociendo un país loquísimo, y sobre todo, aprendiendo mucho de mí mismo. Claro que ha habido momentos malos, de hecho es muy difícil vivir aquí, tan metido en la escuela, que es un gran hermano a gran escala, con tanto tiempo para pensar que te paras a meditar sobre cosas que a otro ritmo de vida nunca pensarías, pero vale la pena, vale mucho la pena, es una oportunidad única en la vida.
Se que escribo poco, no uso el teléfono y estoy mucho tiempo ausente, pero es un hecho que Barba Roja, el gran pirata decía cada vez que atracaban en un puerto extraño, "para volver a casa victoriosos hay que quemar los barcos" y de pronto eso es lo que pasa aquí un poco, es difícil mantener el contacto con el otro lado del océano desde aquí. Pero a pesar de todo, pienso mucho en toda la gente que está más allá del charco, de pronto me despierto en la noche soñando con todo tipo de conocidos de España, y no imagináis las ganas que tengo de veros a todos este verano y dar un repaso de lamidas de orejas y abrazos de oso, besos en el culo y mordiscos en las uñas, escupitajos en los ojos y caricias en las plantas de los pieses.

Llegados a este punto, los humildes lectores pueden hacer un descanso para ir al baño, tomar un café o hacer lo que les salga de la punta del pijo.


Hace dos días que volví de la playa, y como todo en este país, fue un viaje muy loco, lleno de experiencias y de recuerdos, surrealismo cubano en un bolsillo agujereado.
Alquilamos entre cinco un cochecito en La Habana, los elegidos fuimos, Germán Peters, un boliviano especialista en caimanes y demás productos selváticos, Rodrigo y Daniel, dos brasileños risueños, Jana y yo. Atravesando toda la carretera hasta el punto más occidental de la isla, a una hora de México, el destino "María la gorda", una de las mejores playas del lugar, que fue bautizada así en honor de una voluptuosa mujerona venezolana que los piratas abandonaron y se tuvo que dedicar al oficio más antiguo del mundo para sobrevivir, no en vano llamaron al arrecife de coral que bañan sus playas "las tetas de María". Cinco horas de coche para llegar, un viaje divertido, amenizado con la radio cubana, única en el mundo. A una hora de llegar, el primer preludio de lo surrealista que sería el viaje, por una carretera bien pequeñita, rodeada de palmeras y árboles de todas las clases, el asfalto desapareció ya que tan solo había cangrejos en el suelo, una alfombra de cangrejos enormes de los cuales muchos no pudimos esquivar. De verdad que fue muy loco eso, miles y miles de cangrejos en mitad de la carretera, lo más extraño es que aquí nadie come cangrejo.
Al fin llegamos, ya de noche, a la playita, como suele pasar por aquí no había nada más que playa y un hotel, al cual no te dejan pasar si no pagas. Acampamos en la playita, cerca del hotel, hicimos una fogata y en ella cocinamos un buen plato de cerdo con verduras, después vino el ron y las risas.
Al día siguiente amanecimos en una playa increíble, cristalina, así que de desayuno nos pegamos una ronda de buceo, entre peces de colores, caracolas y alguna que otra estrella de mar, una mañana increíble. Yuma se metió por primera vez en el mar, sin que nadie la obligara, de pronto se tiró al mar y empezó a nadar, como solo nadan los perros.
Después del agua nos hicimos amigos del tipo que estaba en la puerta del hotel y de su perro, así que pudimos pasar la tarde en la playa del hotel por la patilla, durmiendo la siesta en las hamacas y comiendo unos bocatas de tomate y queso en plan dominguero que atraían la mirada de los turistas.
Por la noche, con los mosquitos siempre presentes, cocinamos de nuevo en la fogata, creyéndonos auténticos cromagnones y compartimos el ron con Gustavo, el tipo de la puerta del hotel. De pronto otra escena surrealista, de entre la maleza sale un toro salvaje, una bestia de 1500 kilos, el perro de Gustavo, un pastor alemán, se pone a ladrarle y el toro se vuelve al campo. Pero una vez que el perro se distrajo, el toro volvió a salir, y empezó a trotar hacia el mar, se metió en el mar (con todo lo surrealista que puede ser ver a un toro enorme corriendo dentro del mar) unos 30 metros, hasta que cruzó la valla del hotel y allí que se metió, por lo visto allí estaban los mejores pastos, y por lo visto lo hace todos los días, como un reloj, se mete sobre las once y media de la noche y sale a eso de las cuatro de la madrugada. Como todo lo que te parece extraño en este país, no nos quedó más que reírnos y asumirlo, pero de verdad que ver la imagen de un toro gigante corriendo por el mar es algo increíble. Lo asumimos, continuamos con nuestros spaguettis, mirando las estrellas rodeados de luciérnagas.
Al día siguiente decidimos cambiar de playa. Nos fuimos hacia "las tumbas", por una carretera de tierra durante 60km, carretera costera, viendo la unión del atlántico con el caribe, con todo tipo de bichos en la carretera, hasta una iguana de un metro que más bien parecía un dragón.
Al fin llegamos, una playa buenísima también, pero de repente, cuando estábamos a mitad del baño, vimos que estábamos nadando con un tiburón, una cría de tiburón de un metro y pico de largo, y lejos de asustarnos, salimos a coger un cuchillo para ver si lográbamos la cena de la noche, pero se escapó, volvió a la mar, y nos dejó con los corales y las estrellas de mar, horas en el agua, la piel arrugada como una pasa y los huevos pequeñitos y pegados al culo.
Al final de la tarde empezó a llover y no pudimos montar las tiendas de campaña, así que alquilamos una cabaña para dos personas y nos metimos los cinco a dormir, duchita caliente, una cama enorme, y un extraño aparato cuadrado al que le llaman televisión, que mundo extraño.
A la mañana siguiente un potente desayuno (¡huevos fritos para todos! Era el lema), unas horas más de playa, y a medio día de vuelta a la escuela, esta vez sin cangrejos en la carretera, pero esta vez con muchas vacas en mitad de la carretera. Carretera y manta, de vuelta a la escuela, a las evaluaciones de los ejercicios de tres minutos, que fueron ayer. Y ahora aquí, sentado, con el sol entrando por la ventana y los perros mordiéndose el culo.
Voy a intentar meter unas fotos que ilustren el viaje, pero no prometo conseguirlo.
Un abrazo muy fuerte a todos, y una pila de besos bien repartidos.
Fdo. Doctor Orégano.

27 mayo 2007

Buenos tiempos para la república

Hola, hola y hola
Recién llegado de pasar unos días en la playa, con la computadora por fin arreglada (un virus la tuvo fuera de juego durante unas semanitas) y con ganas de contar todo lo contable en unas líneas transatlánticas me planto y me siento a escribir, pero cual es mi sorpresa cuando al mirar el móvil veo unos cuantos mensajes que anuncian un cambio político en Torrelodones, que alegría más gorda. Ya era hora de que quitaran a esos sucios corruptos de una vez por todas, que pena no haber podido ver la cara del tipo de pelo blanco que cambia árboles por monedas.
Que cosas te da la vida, imagino que si no hubiese entrado en la escuela ahora estaría borracho por el pueblo, celebrando y cantando la marsellesa al revés y con la pinga fuera. Es posible que lo haga desde aquí, o tal vez me desnude y me cubra el pito con un calcetín de cuadros escoceses, no lo se aún. Cambios y más cambios.
Por aquí todo marcha como tiene que marchar, como ya he dicho acabo de llegar de la playita, tres días acampando con el ron y la hoguera, hablando de todo y de nada, tumbado en la arena, mirando las olas y comiendo mejillones, aquí paz y después gloria. Viene muy bien siempre viajar por Cuba, ya que después de un tiempo de mucho estrés, con los mil y un rodajes, y después de editar y sonorizar, todo el proceso bien terminado por fin, nos han quedado unos días para viajar.
Hace poco estuvimos en Santa María, una playita muy cerca de La Habana, nos fuimos Jana y yo, con la tienda de campaña y el petate a cuestas, fuimos dos y volvimos tres, porque allí encontramos a una perrita abandonada, ¡quillo! Tremenda cantidad de pulgas que tenía la perrita. La limpiamos y nos la trajimos a la escuela, ahora está aquí durmiendo a mi lado. Ya está bautizada y tó, Yuma le pusimos, que aquí significa "turista", porque todo el que no es cubano es considerado yuma, estudiante o no, yuma de todas todas.
Y ahí estábamos, bañándonos en pelotas con una perrita de menos de un mes.
Eso pasó hace unas dos semanas, y salió tan buena la experiencia que este viernes hicimos el mismo viaje con otros tres compañeros, Uri, un catalán que nos tiene bien cuidados a base de jamón serrano, Dani, un brasilero de guión y el Peters, un buen amigo boliviano experto en caimanes. Han sido tres días muy buenos, mucha playita, arena hasta en el orto, buena comida, y por las noches entre la hoguera y los rones conversaciones de todo y de nada, el Peters nos ha contado sus aventuras en la selva, Uri vomitando como una perra, Dani durmiendo junto a la hoguera y Jana y yo disfrutando como enanos.
Ahora toca volver a las clases, mañana empezamos un nuevo taller de historia del cine latinoamericano, y en cuanto acabe el taller alquilamos un coche para ir a "María la gorda", por lo visto una playa virgen, de las más lindas de Cuba, esta vez llevaremos neverita y una pata de cerdo, cazaremos langostas y bailaremos desnudos alrededor del fuego. Queda poquito para que llegue el verano y hay que aprovechar estos días libres para conocer y reconocer, ya que el día 10 de julio mis pies se montan en un avión rumbo a Madrid, un mes y medio de visita por las Españas, ya que el 25 de agosto mi culo se sentará en mitad de Brasil, en Salvador de Bahía, voy a pasar allí tres semanas y luego de vuelta a la escuela.
Para acabar deciros que se os echa mucho de menos, que tengo ganas de veros, lameros las orejas y los orificios nasales, nadar en la plaza del caño y comer caracoles en el rastro, jugar a piedra papel o tijera, ver a la familia, tomar unas cañas con sus correspondientes tapas, reírme sin control, ver al Fary o no, viajar, cantar, soñar y cagar en una taza de váter que sea cómoda, tomar sangría y vino de la bodeguilla, trepar las rocas y escuchar Mocedades, y mil cosas más.
¡viva la república popular de mis calzoncillos!